Si una persona casada, por alguna razón, se separa de su esposa y se une con otra, y en esa condición recibe a Cristo, ¿puede la iglesia darle el bautismo?
Introducción: La situación de una persona casada que se separa de su esposa y se une con otra es una cuestión compleja que toca varios aspectos fundamentales de la enseñanza bíblica, especialmente en lo que respecta al matrimonio, el arrepentimiento y el bautismo. En la iglesia cristiana, el bautismo es considerado un acto simbólico de arrepentimiento y aceptación de Jesucristo como Señor y Salvador. Sin embargo, la relación de esta persona con su cónyuge y la forma en que ha manejado la separación y nueva unión puede generar preguntas sobre su idoneidad para recibir el bautismo. En este artículo, se explorará la respuesta bíblica a esta situación, considerando los principios que la Biblia establece sobre el matrimonio, el divorcio, el arrepentimiento y el bautismo.
El matrimonio según la Biblia
La Biblia enseña que el matrimonio es una institución divina creada por Dios. En el libro de Génesis, se establece que Dios creó al hombre y a la mujer para vivir juntos en una relación de unidad y fidelidad (Génesis 2:24). Jesús también reafirma este principio en el Nuevo Testamento, donde señala que "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:6). Este versículo resalta el diseño original de Dios para el matrimonio, una unión que debe ser indisoluble.
El divorcio y la nueva unión
Aunque el principio del matrimonio es la fidelidad y la permanencia, la Biblia también reconoce la realidad del divorcio y las circunstancias que lo pueden justificar. En Mateo 19:9, Jesús hace una excepción al principio general al permitir el divorcio en caso de "fornicación", refiriéndose a la infidelidad conyugal. Sin embargo, este divorcio no debe ser tomado a la ligera y la reconciliación entre las partes es siempre el ideal.
En 1 Corintios 7:10-11, el apóstol Pablo instruye a los cristianos que, si se separan de sus esposos, deben permanecer sin casarse o reconciliarse con ellos. Esto subraya la importancia de la restauración y de evitar la ruptura definitiva del vínculo matrimonial.
La pregunta de si una persona que se separa de su cónyuge y se une con otra puede ser bautizada es un tema que involucra un análisis cuidadoso de la actitud de esa persona frente a su situación actual y su disposición al arrepentimiento.
El arrepentimiento y el bautismo
El bautismo, según la enseñanza bíblica, es un acto de arrepentimiento y fe en Jesucristo (Hechos 2:38). Cuando una persona se arrepiente sinceramente de sus pecados y acepta a Cristo como su Salvador, está lista para recibir el bautismo, que es una señal externa de un cambio interior.
En 1 Juan 1:9, la Escritura afirma que "si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Esto incluye cualquier pecado, incluido el divorcio y el matrimonio posterior, si la persona se arrepiente sinceramente y busca la restauración con Dios.
La situación del que ha vuelto a casarse
Si una persona que se ha vuelto a casar ha reconocido que su situación anterior de separación y nuevo matrimonio fue un error, y muestra un arrepentimiento genuino, la Biblia enseña que puede recibir perdón y ser restaurada a la comunión con Dios. Sin embargo, la iglesia también tiene la responsabilidad de guiar a la persona a una vida que refleje el compromiso con los principios bíblicos, lo que podría incluir un proceso de restauración y arrepentimiento por los errores cometidos.
El apóstol Pablo en 1 Corintios 7:17 sugiere que cada uno debe vivir en la condición en que fue llamado, es decir, en la situación actual con la que debe honrar a Dios. Aunque la nueva unión no se considera el ideal según la enseñanza bíblica sobre el matrimonio, la restauración y la gracia de Dios pueden permitirle a esa persona participar plenamente en la vida de la iglesia, incluido el bautismo, siempre y cuando haya un arrepentimiento genuino y un deseo de vivir conforme a la voluntad de Dios.
Conclusión: La situación de una persona casada que se separa y se une con otra es una cuestión compleja, pero la Biblia enseña que el arrepentimiento y la fe en Cristo son los elementos clave para recibir el perdón de Dios. Si una persona en esta condición se arrepiente sinceramente de sus acciones pasadas y busca vivir de acuerdo con los principios bíblicos, la iglesia tiene el deber de ofrecerle la oportunidad de recibir el bautismo. Es fundamental que la iglesia guíe a la persona en un proceso de restauración, ayudándola a vivir en un estado de obediencia a las enseñanzas de Cristo, y reconociendo que la gracia de Dios es capaz de restaurar incluso las situaciones más complicadas.